top of page

Prosperidad de mujer.

Imagínate que tu mujer valiente, te levantes por la mañana y antes siquiera de poder dar gracias a Dios por el nuevo día. Una llamada de un banco recibes y recordándote del pago que tenías pendientes venció unos días atrás y que debes hacerlo cuanto antes. Debido a los días malos de este año, el buen crédito que gozabas ha sido afectado.


Llegas a tu empresa confiada en que Dios dará un buen día, miras la mercancía expuesta a la venta y declaras que hoy será un día de gran venta. Son las 10 mañana y no hay ni una sola persona que visite la empresa. Revisas la temperatura de uno de tus hijos, pues la varicela lo visito un par de días atrás.

Toca un hombre conocido a la puerta, es un cliente que días atrás quería realizar un "buen negocio" y tu mama confiada que viene la provisión de Dios lo atiende. De un momento a otro hay un arma apuntando tu cabeza y otra que apunta a tu madre.


Podría parecer un mal sueño, pero es la realidad. Estas viviendo un asalto y todo lo que estaba expuesto a la venta está siendo hurtado. Los jóvenes asaltantes tienen una cara de avaricia cuando meten en bolsas la mercancía y otro apunta directamente a tu hijo. Diciendo que si no callas al niño, lo mataran. ¿Qué harías en ese momento?

No puedo decir que mi imaginación recreo este escenario. Pues fue lo que sucedió con el negocio familiar que mi mama administraba. Ese día cuando aquel joven apuntaba a la cabeza de mi hermano. La decisión de mis mamás (mi mamá y mi abuela) fue comenzar a bendecir aquel par de jóvenes y una atmósfera transformo aquella joyería. Ellos comenzaron a tener delirios de persecución mientras ellas comenzaron a ser abrigadas por una paz, que sobrepasa toda tormenta.

Puedo decirles tantos problemas económicos que se agravaron a partir de este suceso. Sin embargo, eran secundarios. El dolor de ver a mi mamá, aquella mujer valiente que ante la ausencia de papa por su trabajo. Se encargo de criar sus hijos y sábado a sábado nos llevo gozosa a una iglesia desde que fuimos niños. Comenzó a derrumbarse ante la presión económica y su salud fue afectada por una depresión, que activo varios pesares. Ver como se desplomaba y cada día a día iba decayendo aún más, fue lo que me afecto.

Algo que admiro de mi mamá, es que nunca se soltó del manto del Salvador. Yo no podía entender la fe de esta mujer. Que, aunque hubo escasez, tomaba pactos con Dios. Ofrendaba, diezmaba y entregaba primicias. Con pena confieso que hubo veces, que ella me mandaba a entregar la ofrenda de pacto y nunca llego al alfolí, lo que tomaba me servían para comer bien en la universidad ese día.


Cuando llegaba borracho de madrugada, había una luz encendida en el cuarto de mis padres. Era mi mama que oraba, hasta que yo llegaba y podía escuchar un "Gracias Señor." Cuando pasaba junto a su ventana.

Uno de los momentos que más feliz la vi. Fue cuando ya siendo conquistado por el amor de Jesús. Volví siendo un hombre a la iglesia que visité de niño. Muy feliz saludando a las hermanas contándoles agradecida, que el hijo por el que oraban. Había vuelto a los brazos del Señor.

Sé que las promesas de Dios son fiel y verdaderas. Que, aunque por momentos parezcan inalcanzables, en su momento preciso el Señor las cumple. He visto el camino que Dios ha traído hasta acá a mi mamá. Como convirtió el llanto a alegría.


En todo momento hemos sido dichosos, pues hubo alguien en mi casa que dispuso a honrar al Señor y se deleito en sus mandatos. Que los caminos de la vida la llevaran al desierto, por propósito de Dios llevo a transformar a sus hijos para poder levantarla a ella.


He aprendido tanto de mi madre en silencio, pero sobre todo podre decirles que la promesa del Salmos 112 en nuestra casa ha sido cumplida. Cada pacto que ella hizo por nosotros, ahora cosechamos de la bendición que planto en los cielos.


Como le dice ella a las mujeres cuando les habla sobre su testimonio. Dios actúa de diversas maneras y que la oración de una madre, nunca vuelve vacía. Basta en que uno por su fe crea a Dios, ella y su casa alcanzaran la gracia.

Pues la prosperidad de mujer que mi mama alcanzo. Fue que nunca aparto la mirada de su Creador. Sé que ahora sus oraciones fueron contestadas por Dios a través de nosotros, sus hijos. Lo que el mundo torció, Jesús dispuso alinear para glorificar su nombre en nuestras vidas.


0 comentarios

Entradas relacionadas

Ver todo
bottom of page