En nuestra reunión del mes de febrero tuvimos un tema acerca de las finanzas, un tema difícil, más entre parejas. No es sorpresa que la mayor causa de divorcios sea el asunto financiero. Además, es un tema que a todos nos preocupa; en algún momento todos experimentamos un problema de finanzas.
Debemos entender que las finanzas en un noviazgo son muy diferentes a las de un matrimonio, pues en este último, ambos son una sola carne (1 Corintios 11:11) y por ende las prioridades deben ser las mismas para cada miembro de la pareja. Los novios aún son independientes de sí mismos y no pueden coincidir en las prioridades. Deben comprender, sin embargo, que en el momento que se casen, ya no son 2 personas sino un solo equipo. El manejo de las finanzas también requiere decisión y por ende determinación de las prioridades. Tener prioridades significa que podemos establecer planes y seguir un propósito que Dios nos llamó a acatar (Proverbios 29:18).
Tanto en el caso de los novios como en el de matrimonios, se debe distinguir la diferencia entre necesidades, obligaciones, ahorros y deseos. Las necesidades son todas aquellas cosas que nos son indispensables para vivir; la alimentación, la salud, la educación, pero sobre todo el Diezmo (Deuteronomio 8:18 y Levítico 27:30). Como cristianos, estamos en la necesidad de recordar a diario que las cosas que tenemos no son nuestras y que las tenemos gracias a Dios. El diezmo es un recordatorio necesario de que debemos devolver ese 10% para seguir la obra. El no realizarlo muestra no solo falta de fe (atreverse a que se puede vivir con el 90%) sino que Dios lo considera un robo (Malaquías 3:80). En segundo lugar, las obligaciones son aquellas cosas que debemos a otras personas y Dios nos llama a honrarlos y respetarlos, sean estos personas, instituciones o autoridades (Salmos 37:21 y Romanos 13:7). Un verdadero cristiano vela por ser correcto y no por ser astuto (evadiendo impuestos, por ejemplo).
En tercer lugar, encontramos el ahorro. Dios quiere que no solo recibamos lo que nos da, sino que lo multipliquemos (Mateo 25:14-30). En reiteradas ocasiones Dios nos hace ver que en la sabiduría en el hogar tiene que ver con la correcta administración de los recursos (Proverbios 21:20), dándonos a entender que gastar en cosas innecesarias nos acarrea problemas muy largos y dolorosos (Salmos 78:33). Por ello, las parejas están obligadas a incluir dentro de sus presupuestos, sin importar cuán minúsculo sean, el ahorro.
Por último, están los deseos, los cuales no deben anteponerse a ninguno de los anteriores, sino queremos crear esclavitud monetaria en el hogar (proverbios 22:7). Para finalizar quiero recalcar la importancia de que Dios solo tiene promesas para los matrimonios y que le gusta que las cosas se hagan en orden (1 Corintios 14:33). Esto significa que los novios no pueden, ni deben consumir el matrimonio antes de casarse, pues no son una sola carne. No deben emprender, deberse, hablar o a escudarse bajo el nombre de su pareja y mucho menos comportarse como esposos, pues no tienen la cobertura de Dios. Si quieren tener la cobertura de Dios para emprender como pareja deben casarse primero.
Te invitamos a que nos puedas acompañar a nuestra próxima reunión el 20 de marzo.
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