
La rutina es una parte natural de la vida, pero cuando se trata de matrimonios, puede convertirse en un peligro real. La falta de variedad y la monotonía pueden causar aburrimiento y desinterés en la relación. Sin embargo, cuando construimos una rutina saludable y planificada puede ser beneficiosa para el matrimonio. La clave está en equilibrar la estabilidad y la novedad.
Los seres humanos somos rutinarios por naturaleza, solemos despertar a la misma hora, comemos a horas habituales, y nuestro cuerpo necesita esa programación, es necesario crear hábitos saludables que edifiquen una estabilidad dentro del hogar. La rutina peligrosa es aquella que nos lleva al afán, que al final del día no hubo más tiempo que para trabajar, comer y dormir.
Veamos lo que dice la Biblia al respecto:
»Ya no se preocupen por lo que van a comer, o lo que van a beber, o por la ropa que se van a poner. Sólo los que no conocen a Dios se preocupan por eso. Ustedes tienen como padre a Dios que está en el cielo, y él sabe lo que ustedes necesitan. Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey, y que hagan lo que él les pide. Dios les dará a su tiempo todo lo que necesiten. Mateo 6: 31-33.
En el matrimonio, esto significa poner a Dios en el centro de la relación y permitir que su plan y propósito guíen nuestras acciones, dando paso así a tener bien definidas nuestras prioridades.
Jesús le contestó:
El primero y más importante de los mandamientos es el que dice así: “¡Escucha, pueblo de Israel! Nuestro único Dios es el Dios de Israel. 30 Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales.” Y el segundo mandamiento en importancia es: “Cada uno debe amar a su prójimo, como se ama a sí mismo.” Ningún otro mandamiento es más importante que estos dos. Marcos 12:29-31
Esto nos da luz acerca de las prioridades dentro del matrimonio:
DIOS
ESPOSA
HIJOS
TRABAJO
SERVICIO