
Quiubo mi genteeee, he estado muy callado en este tiempo, pero la vida me ha dado la oportunidad de poder vivir unas de las experiencias más macizas. No es que me hice “paraca” y de los desfiles patrios de este año me avente al vacío.
Aquí entre nos a pesar de que solo con pensar en la idea me temblaba hasta la última garrapata, le di pa’lante y me avente. Sabía que era una experiencia nueva y era natural tener miedo. Pero también sé que la vida es eso, experiencias nuevas y que tenía que estar abierto ante lo que se diera. Hay algo que me llamo más la atención, aparte de servir ese día para mi lindo país, y era que cuando el helicóptero se elevara iba a estar más cerca de mi gran amigo Jesús, haya arriba donde él vive, yo andaría cerquitita de él.
Y llego el día, hoy fue algo que nunca olvidare en mi vida, pararme en la puerta de ese helicóptero, ver la inmensidad de la creación de Dios y dejarme llevar, me lance como el primer día que me lance a los brazos de Jesús, “¡Guuaaauuu!” no lo podía creer, después de unos minutos, el paracaídas se abrió y en cuestión de segundos, miraba la ciudad de Tegucigalpa, como si fueran casas de juguete. Nunca la había visto de esa forma, justamente ese momento sentí una paz, que me lleno nuevamente y que al oído me susurraba que todo iba a estar mejor desde hoy en adelante.
Es natural tener miedo ante lo desconocido. La imaginación crea mil y un fantasmas pero, son sólo eso… ¡fantasmas! No existen en realidad. ¿Cuántos de nosotros evitamos tener experiencias nuevas por temor a lo desconocido? Aún más fuerte, ¿Cuántos miedos imaginarios has acumulado durante tu vida, que te han evitado experimentar cosas nuevas y ser feliz?
En lo que llevo de vivir muchos sin sabores he tenido en la vida, la mayoría de los cuales nunca me han ocurrido, exacto. Si analizas tu vida a la luz del pasado, descubrirás que lo que más temes nunca pasó y cuando sucedió. Justo en ese momento sentí los gritos de las personas en ese estadio, “Cambalacheeee, cambalacheeeee, cambalacheeeee….” una gran fiesta para mi país, un bello país que Jesús me ha permitido descubrir de apoco y que me ha permitido vivir experiencias únicas que me llenan cada día más.
Te invito a que busques dentro de ti, aquello que has evitado hacer por mucho tiempo, por culpa de esos fantasmas imaginarios y lo hagas, que todo lo que hagas sea grande o pequeño se lo entregues a Jesús. ¿Y quién sabe? Quizás disfrutes de una hermosa vista del cielo, como este día el me regalo