top of page

El arte de conquistar todos los días.

  • Foto del escritor: Somos por Jesús
    Somos por Jesús
  • 27 may
  • 2 Min. de lectura

Aún recuerdo lo nervioso que estaba en la primera cita que tuve con mi esposa, en un restaurante de sushi. Eran de esos días en que a uno no le importa el precio a pagar por una cita, no para aparentar algo o apantallar, sino más bien porque esa persona que estaba enfrente mío quería que se convirtiera en la persona con la que compartiría toda la vida.


A medida que ha pasado el tiempo del matrimonio se debería planear tener al menos una cita a la semana con su pareja. Y quiero llegar al grano rápidamente, salir con nuestra esposa ¡no es un gasto es un gesto!.


Cuando el amor se cultiva, la relación florece y acá; va el primer consejo, casarse no significa dejar de conquistar a tu pareja. De hecho, es justo lo contrario: el matrimonio es el escenario perfecto para seguir sorprendiéndose, enamorándose y creciendo juntos. Pero entre el trabajo, los hijos, las responsabilidades y la rutina, a veces olvidamos un pequeño pero poderoso hábito: tener citas. Sí, esas salidas especiales, momentos a solas y espacios de conexión que permiten mantener viva la chispa del amor.


Otra cosa que quiero que tengan en su corazón es que no es un lujo, es una necesidad. Muchos creen que salir juntos es opcional, pero la verdad es que una relación sin tiempo de calidad puede volverse monótona. Jesús mismo nos enseñó el valor de retirarnos a solas para fortalecer nuestras relaciones, y en el matrimonio, esto aplica aún más. Marcos 6:31 dice:


"Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco."


Si el descanso y la intimidad son esenciales en nuestra relación con Dios, ¿cómo no van a serlo en la relación con nuestra pareja?


Las citas no requieren presupuesto, sino intención. Muchas parejas ponen de pretexto el no tener mucho recurso pero no necesitas un restaurante de lujo, una playa paradisíaca o boletos de avión para conectarte con tu esposo(a). A veces, una cena casera con velas, una caminata tomados de la mano o una noche de juegos basta para renovar la complicidad. Recuerda: el amor se cultiva en los detalles, no en el precio de la salida.


Otra de las cosas que tenemos que tener claro es que el matrimonio no es sólo convivir, sino conocerse ¿Cuándo fue la última vez que tu pareja te habló sobre sus sueños? ¿Y tú, cuándo compartiste lo que realmente anhelas? Conocer los deseos, luchas y expectativas del otro es esencial para caminar juntos. 


La clave: hacer del tiempo juntos un hábito. Un matrimonio fuerte no se construye con grandes eventos, sino con pequeñas acciones diarias. Aparta un tiempo semanal, sin distracciones, sin móviles, solo tú y tu pareja. Puede ser en casa, en un restaurante, en un café lo importante es que se encuentren, se escuchen y se amen, una y otra vez.


Si quieres un matrimonio saludable, no esperes que el tiempo juntos "se acomode". Tómalo, protégelo y disfrútalo. Porque el amor se renueva cuando se cultiva con intención.


Comments


bottom of page