top of page

¡Volviendo a estar bien!

  • Foto del escritor: Somos por Jesús
    Somos por Jesús
  • hace 7 días
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: hace 3 días

ree

Hay un momento en la vida de todo matrimonio cristiano en el que, sin previo aviso, el café se enfría, las oraciones se acortan y el “te amo” suena más a costumbre que a convicción. No es que haya una guerra en casa, pero tampoco hay paz. Es ese punto medio donde uno se pregunta ¿Esto es lo que Dios soñó para nosotros?


Y no estamos hablando de crisis existenciales con fondo de violines tristes. Hablamos de ese instante en que toca sentarse, mirarse a los ojos sin revisar el celular y preguntarse:


¿Reflejamos a Jesús en nuestra relación? ¿Somos ejemplo para otras parejas o solo buenos actores en la iglesia? ¿Estamos juntos por propósito o por costumbre?


Aparentar estar bien es más fácil que admitir que algo anda mal, pero los baches en el matrimonio cristiano no aparecen por arte de magia. Surgen cuando nos acomodamos a una fe rutinaria, cuando el “Dios te bendiga” se vuelve automático y el servicio a Jesús se convierte en una tarea más en la agenda.


¿Dónde quedó la pasión? Recuerdo las pláticas con los matrimonios y sus primeros meses de servicio juntos. ¡Dinamita espiritual! Oramos, servimos, llorábamos en adoración hasta que el conformismo nos hizo una visita no tan cordial. Y no llegó solo: trajo consigo el cansancio, la rutina y ese silencio incómodo que ni el devocional matutino podía romper.


Entonces, como pareja, toca preguntarse: ¿Qué actitud de hoy hizo que Jesús se reflejara en nuestro matrimonio? ¿Qué hemos hecho para que otros digan: “¡Qué pareja tan ejemplar!”? ¿Estamos viviendo con propósito o solo sobreviviendo juntos?


Porque tener un matrimonio con propósito no es solo poner versículos en la pared. Es vivirlos. Es que tu relación sea una carta abierta para que otros lean y digan: “¡Ahí está Jesús!”


Si estás en pausa… ¡es hora de presionar “play”! Si tu matrimonio ha caído en una pausa espiritual, si hay desánimo por fallos personales o morales, si no encuentran propósito como pareja o simplemente están dejando que el tiempo pase sin dirección, es momento de tomar la mejor decisión: volver a estar bien, pero esta vez, junto con Jesús.


No se trata de volver a lo que eran, sino de avanzar hacia lo que Dios quiere que sean. De activar esa relación con el Padre, de buscar una intimidad verdadera, de dejar que el Espíritu Santo sea el invitado permanente en su hogar.


“Párense en los caminos y miren, y pregunten por los senderos antiguos, cuál es el buen camino, y anden por él; y hallarán descanso para sus almas.” Jeremías 6:16


Así que, mis queridos matrimonios, no se conformen con sobrevivir, vivan, amen y sirvan. Y sobre todo, que su relación sea un reflejo de ese amor eterno que no se desgasta con los años, sino que se fortalece en Cristo.

Comentarios


bottom of page