Como todo en la vida, existen cosas que se dan por la naturaleza misma y otras que son provocadas, es decir, algunos árboles logran plantarse porque simplemente el aire fue su mejor vehículo para llevar su semilla hasta un lugar determinado, otros en cambio, son sembrados por personas que definieron antes el mejor lugar, la mejor semilla y los procuran todo el tiempo para disfrutar de sus frutos.
Así también pasa contigo y conmigo, desde que nacemos estamos en constante crecimiento físico, emocional, espiritual, económico, etc., pero no siempre ese crecimiento es provocado con un propósito, si no, un crecimiento natural que nos puede llevar al mejor o al peor lugar, en otras palabras, es como tirar un dado al aire.
La buena noticia es que Dios nos diseñó de tal manera que podamos decidir que tipo de crecimiento queremos alcanzar, y para un crecimiento con propósito lo primero que necesitas es: ¡Querer Hacerlo! Y por supuesto encomendarlo a Dios, para que te guie en cada paso de este hermoso proceso que vas a emprender. Recuerda, Él ya nos dio la guía, solo necesitamos seguirla. “Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán”. Proverbios 16:3
También tendrás que descubrir cuál es tu esencia, porque te aseguro que eso definirá tus prioridades y las áreas que debes trabajar. Te paso un truco: escribirlas, a mí me ayuda mucho y además te servirá para tacharlas cuando las hayas alcanzado.
Cuando ya tengas claras tus prioridades, debes identificar cuáles son las debilidades que tienes en cada una y puestas en oración, pedirle a Dios que te revele tu propósito de crecimiento en cada una de ellas. Pero también debes conocer tus fortalezas, para aprovecharlas al máximo y te aseguro que eso te hará más feliz cada día y a las personas que te rodean, porque recuerda que durante todo este camino debes disfrutar el viaje y no solo enfocarte en la meta, si no, perderás el propósito en el camino y llegaras de nuevo vacío a tu meta.
Alcanzar tu crecimiento con propósito es decir a mil veces que Dios está vivo y que sigue forjando tu vida y ese será siempre tu mejor testimonio. ¿Recuerdas que hablamos al inicio de que siempre estamos en constante crecimiento? Pues esto nunca va a parar, cuando llegues a tu meta, repite la fórmula y te aseguro que esto te acercará cada vez más a nuestro Padre, quien con ojos de amor y orgullo te verá feliz llegar a cada una de ellas. ¿Hay acaso algo mejor, que hacer feliz el corazón de Jesús?