top of page

Un día a la vez.


Son las 9:30 pm del día 13, he pasado 21 horas libre de esa atadura de la cual no he podido ser libre y al momento de cerrar la puerta siento temor. Temo que la tentación me doblegue, temo no poder contenerme. Me siento cansado y siento que en esta lucha de abstenerme a caer, termine cediendo y caiga otra vez.

Quizás esté iniciando con el libreto que ganaría un Óscar por su contenido. Tal vez, pudiera crear una historia de ficción que plantee la vida de un antihéroe que lucha en su vida con una gran carga. Sin embargo esto, lo menos que tiene es ficción. Es la realidad de mi vida día a día. Es la lucha a diario que tengo contra mis impulsos. Pudieran pensar que un líder cristiano no debería tener este tipo de luchas. Sin embargo, las tengo, vivo en este mundo que absorbe si se lo permito, con sus incitaciones a caer de lo que Jesús, ya me ha liberado.

Soy franco en algo, es que las ataduras visibles las he podido manejar mejor que lo que sucede en mi intimidad. Gracias a Dios ya la necesidad de alcohol, tabaco o droga que me tenían sujeto, Él ya rompió esas ataduras. En nada puedo gloriarme, pues hay otras ataduras que buscan asaltarme.

El Espíritu Santo está conmigo y es por Él que he podido mantenerme alejado de lo que apresaría mi alma. Pablo decía que en nada se podía gloriar en sí mismo, porque se le había dado “un aguijón de carne” y al cual cuando busco auxilio en Dios. Él ha respondido: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en mi debilidad.”

Ese “aguijón de carne” que puede representar tantas cosas. Normalmente hablamos de ser fuertes y mantenernos en el -dominio propio- que nos da el Espíritu Santo y gloria a Dios por eso. Pero qué pasa con las debilidades que callamos. Fui atrapado por la pornografía cuando tenía 14 años y esto me condujo a llevar una conducta de masturbación. En mis tiempos de colegio, era más complicado tener alcance a este tipo de material pero la empresa familiar quedaba en el centro de la ciudad, y ahí tuve el alcance a poder comprar revistas de pornografía.

Normalmente asumimos, en este sistema machista en que nos criaron. Que el hombre debería tener conocimiento y experiencia en estas cosas, que el hombre no tiene problema en no llegar virgen al matrimonio. Los medios nos meten la idea que la pornografía y la masturbación, son “necesarias” para nuestros cuerpos en crecimiento y desarrollo.

Por este tipo de ideas que nos venden al por mayor. Es que muchos hemos tenido la lucha para mantenernos alejados de ellas. Sí, sé que mi cuerpo es templo y morada del Espíritu Santo, todo lo que haga con él debe ser santo y puro. No hablo porque estoy libre de esos impulsos que me llevan a caer de nuevo. Hablo porque caí en un momento, mi vida se sentía tan en sintonía de la presencia de Dios. Pero una noche en que no concilié el sueño, una película despertó un impulso que tenía dormido.

Lucho por sentirme integro en la presencia de Dios. Debido a esto, muchas veces he llorado porque no me siento merecedor del amor de Jesús. Me he sentido hipócrita cuando por compromiso, he tenido que tomar la palabra frente a otros. Hubo un momento unos años atrás, cuando estuve a punto de dar un paso al costado y olvidar todas las promesas que Dios ha dado para mí. Lo que ha hecho Dios conmigo, es algo que no merezco. Por eso manifiesto tantas veces, que no soy merecedor. Hablo con orgullo porque he conocido a Aquel que tomó mi vida del cesto de la basura y más de una vez ha limpiado mis ropas y ha quitado esa suciedad que sentía en mí.

Lo que con amor Él me ha hecho entender, es que sin importar que sabía que me equivocaría; no se detuvo un segundo para dar mi vida por mí y por ti. Ahora te invito a que te des la oportunidad de conocer y vivir de ese amor de Padre que me guarda. Que sé, que no importa cuántas veces me sienta caído. Que solo basta levantarse, sacudirse y seguir adelante, pues esta carrera aún no ha terminado. Los brazos de Jesús esperan por nosotros.

0 comentarios

Entradas relacionadas

Ver todo
bottom of page