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Edificando a mi Cónyuge.


Nuestros matrimonios pueden estar construidos en una torre con muchos bloques y cada uno de esos bloques son palabras y frases las cuales hemos edificado y/o destruido a nuestra pareja. En nuestra boca está el poder de construir y destruir a nuestra pareja, así como podemos bendecir podemos maldecir con palabras hirientes en medio de discusiones, roces y desconfianza.


A veces pensamos que el maltrato solo puede ser físico, pero también lo es verbal y son palabras que quedan en nuestra mente y se guardan en lo más profundo de nuestro corazón, como ejemplo mis padres, el nunca golpeó a mi mamá pero si la maltrataba verbalmente de tal manera que mi mamá le tenía mucho miedo a mi papá, cada vez que le gritaba y la insultaba ella temblaba del temor, y eso concluyó en que se terminaran divorciando.


Hoy en día por este comportamiento tienden a tomar la decisión más fácil que es el divorcio, ya que todas esas palabras que no edifican han herido tanto que no hay solución para un corazón lastimado. Podemos ver en Proverbios 15; 4. Las palabras que brindan consuelo son la mejor medicina; las palabras dichas con mala intención son causa de mucha tristeza. Y en Proverbios 10;32. Los labios del justo saben decir lo que agrada, pero la boca de los malvados habla perversiones.


Nosotros como matrimonios hemos aprendido que en esos momentos de discusión, malos entendidos, nos apartamos, reflexionamos, oramos y luego hablamos con tranquilidad y pidiendo guía al Espíritu Santo de las palabras que debemos usar para solicitar cualquier conflicto y así evitar destruir a mi pareja, y nuestro matrimonio.


Santiago 3; 4-5. Fíjense también en los barcos. A pesar de ser tan grandes y de ser impulsados por fuertes vientos, se gobiernan por un pequeño timón a voluntad del piloto. Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa!, nos dice que tenemos que cuidar lo que hablamos, si leemos bien todo el pasaje bíblico dice también que a los caballos le ponen un freno en la boca eso funciona para poder controlar su lengua.


Realmente de la forma que edificamos a nuestro cónyuge podemos causar un impacto en los demás sin el hecho de hablar, hace más de un año llegué en estado crítico al hospital en el cual me hicieron una operación, el día de la operación mi esposo se quedó a cuidarme en la recuperación en el día y yo entré dormida y despierta supe que estuvo ahí, luego el se fue a la casa para cuidar a nuestra hija, al día siguiente alguien que estaba ahí me dijo “Su esposo realmente la ama" y yo en mi mente como van a saber y eso y les preguntas te porque me decía eso y la persona contesto: ese muchacho a pesar que usted estuvo dormida casi todo el tiempo, no se separa ni un segundo de su lado ni para comer”. Para mi fue impactante porque realmente el sin palabras solo con sus actos estaba edificando nuestro matrimonio como un día lo juramos ante Jesús. En Santiago 3; 10. Dice; de la misma boca salen bendiciones y maldiciones. Hermanos míos, ¡esto no puede seguir así! En las buenas y en las malas tenemos que edificar a nuestro cónyuge y no como nos han enseñado erróneamente, como dice el dicho; cuando el hambre entra por la puerta el amor sale por la ventana, eliminemos esto de nuestra mente y de nuestros corazones.


Cuando nosotros hablamos con palabras positivas, nuestra relación en pareja va a ir incrementándose, así como las plantas cuando le hablamos bonito, al final esa planta florece y da frutos más pronto de lo que esperamos. Mateo 5; 37. Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y cuando digan “no”, que sea no. Y la importancia de prometer algo a nuestra pareja, que realmente se cumpla y no quede como una falsa promesa o palabras tiradas al aire y que tu palabra siempre sea si o no.


No minimicemos las palabras dichas a nuestra pareja porque muy pequeñas que sean podemos impulsarlo hacer grandes cosas o desanimarlo, así como de broma en broma la verdad se asoma y podemos incomodar a nuestro cónyuge y saber en que momento se puede bromear de forma sana estoy lo podemos ver en Lucas 6:45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.


Como tratamos y le hablamos a nuestra pareja es la carta de presentación hacia las demás personas.

Realmente debemos de saber que estamos enseñando a quien nos rodean hacer un tiempo en una discusión equis estábamos en la habitación con la bebé y yo normalmente me quedo callada y mi esposo suele estarme preguntando que pasa y en eso dije algo que lo molesto y vino cero sus puños, se enojó y tiró la puerta la bebé vio eso, ese día le dije que no quería dormir en la misma habitación la primera y ultima vez que paso, pero al día siguiente la bebé se enojó cero sus puños y me tiró la puerta eso me dolió tanto porque ella decía papá y se enojaba como el y tuve que hablar exponerle la situación y en ese momento estaba dolida, pero también dispuesta a que mis actos fueran de edificación para quien nos rodea.


¿Cómo matrimonios realmente estamos edificando a nuestro conyugue y las personas que nos rodean?

Porque en muchas ocasiones no tenemos el cuidado de quien nos escucha o ve. Cuando vi a mi hija que habló y actuó de la misma forma que yo lo había hecho, con rabia cerrando sus puñitos enojada, me di cuenta que tenía que darle mejor ejemplo a mi niña y gracias a Dios no he vuelto a tener esos arranques de ira.


En Efesios 4:29 dice: No empleen un lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de estímulo para quienes las oigamos.

Es importante también recordar siempre nuestros sueños, muchas veces las circunstancias hace que nos olvidemos o posterguemos, nos afanamos con otras cosas y así poco a poco esos sueños se nos van olvidando.


Realmente como matrimonio nunca debemos dejar de soñar a pesar de lo que está pasando al nuestros alrededor, en nuestros caso nosotros tomamos un tiempo ya sea un café, un almuerzo o menos nuestra habitación para charlar de nuestros más grandes sueños de como soñamos en algún momento que sea nuestra casa o donde van a estudiar nuestros hijos , también poniéndole a Jesús cada uno de esos sueños porque sus sueños son mejores que los nuestros y poder seguir edificando nuestros sueños como pareja.


Por tanto, el que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía su base sobre la roca. Mateo 7:24-25.


Tenemos que saber adónde vamos a cimentar los pilares de nuestro hogar, saber que en esa roca Fuerte es Jesús podrán pasar tempestades pero nada podrá derrumbar nuestro matrimonio si estamos bien cimentados en la palabra de Dios. Muchas ocasiones no sabemos cómo orar y hacemos oraciones en las cuales no estamos edificando, si no más bien seguimos atando a nuestra pareja a que siga haciendo las cosas que no, nos edifican como conyugues, pero realmente hay un manual al cual podemos encontrar distintas promesas, podemos encontrar como realmente palabras de edificación ya no usas palabras negativas si nos palabras que Jesús no va a devolver vacías y ese manual es la Biblia tomarnos ese tiempo como matrimonio para poder aprender a declarar palabras de bendición uno sobre el otro.


Así será de mi palabra una vez salida de mi boca; no volverá a mí vacía o sin fruto, sino que obrará todo aquello que yo quiero, y ejecutará felizmente aquellas cosas a que yo la envié. Isaías 55:11. ¿Qué estoy edificando en nuestro matrimonio?.




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