¡Matrimonios fuertes!
- Somos por Jesús
- 9 jul 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 18 jun 2024

De la misma manera, ustedes maridos, tienen que honrar a sus esposas. Cada uno viva con su esposa y trátela con entendimiento…1 Pedro 3.7.
Este ha sido un tiempo en donde verdaderamente vamos a ver si nuestro matrimonio esta cimentado en una base firme. El matrimonio de dos cristianos es ante todo un compromiso real con Jesús y luego de uno con el otro.
Todos sabemos que a satanás le encanta destruir los matrimonios y así destruye familias para desestabilizar sociedades pero la mejor protección en contra de sus ataques es una profunda e íntima relación, compartida con Jesús, vivida con su cónyuge y con un compromiso de obedecer plenamente la Palabra de Dios, sin duda alguna a poner en practica esto ningún matrimonio pueda fracasar.
Para reforzar tenemos dos principios, en primer lugar, concentrarse en ser lo que usted debe ser en lo interno, no solo en lo que dice, reflejar realmente lo que dice con lo que siente. En 1 Pedro 3: 3-4 nos dice “No se interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante. En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios”. No mal entiendan que van a descuidar de darle regalos a su esposa, así que todas tranquilas.
El segundo principio: concéntrese en aprender quién es su cónyuge. Muchos matrimonios decaen solo por el hecho que nunca habían tenido tiempo para llegar a conocer uno al otro, por increíble que parezca, muchos años de matrimonio y hay parejas que no se conocen profundamente entre sí, no saben que plato de comida les gusta, que color es su preferido, no saben que les lastima o que les cae mal. Es tiempo que usted como cónyuge platique y aprenda a ser esa persona especial que un día le prometió a su pareja, si ya lo es, siga siendo mejor cada día más.
Es importante darse cuenta de que ninguna persona es perfecta y el matrimonio tampoco lo es. Si está aferrado con frustración a un ideal de lo que quiere que su cónyuge sea, usted está dañando su matrimonio.
Abandone su idea de la pareja perfecta y empiece a aprender, a comprender y amar la pareja que tiene. Viva con su pareja «sabiamente» (1 Pedro 3.7). Disfrute lo que han construido junto, pasen tiempos de calidad, empiecen a enamorarse cada día más pero por sobre todo sean un matrimonio fuerte al cual todos desean seguir. Dejen entrar de lleno a Jesús en su matrimonio y llénense de muchísimo amor.