
Cuando hablamos de una intimidad en el matrimonio siempre pensamos en algo sexual, pero hay una intimidad en la cual muchos matrimonios hemos dejado por fuera, aun siendo cristianos dejamos de practicar la intimidad espiritual.
¿Qué es lo que podemos hacer para empezar de nuevo? Unos consejos:
- Para tener un matrimonio solido debemos aprender a orar juntos. Esto parece obvio, pero como muchos matrimonios fallamos al no invitar a Dios a nuestra relación en lo privado, estamos desprotegidos, pero cuando lo hacemos nos acercamos más el uno al otro en el matrimonio.
- Estudiar la Palabra de Dios con tu cónyuge es decir cultivar gracias espirituales con tu esposo o esposa, dando a Dios la oportunidad de que nos ministre estando juntos. El estudio de la Biblia con nuestro cónyuge nos permitirá saber cómo llevar las cargas y éxitos de nuestro matrimonio y disfrutar de crecer juntos.
- Una de las maneras más difíciles de mantener una relación fresca en el matrimonio es cuidando nuestras palabras, cultivar una relación de respeto. A veces, cuando hablamos, demolemos, herimos, o decepcionamos a nuestro cónyuge. ¿Estás cuidando lo que dices? A veces lo más difícil es cerrar la boca, pero quizás es lo mejor que podemos hacer en ese momento. Al conversar abiertamente, fomentando una buena comunicación, le permito a mi cónyuge que entre en mi corazón y se abren las puertas para compartir pensamientos, emociones, y hechos, mientras Dios revela sus propósitos en nuestras vidas.
- Servir juntos en un grupo de crecimiento o ministerio permite que Dios ministre nuestros corazones cuando nos integramos en la obra de Dios. Si no servimos juntos en el matrimonio, es posible que exista un aislamiento y egocentrismo en nosotros, y eso producirá una falta de crecimiento espiritual. Necesitamos recordar que somos parte de un cuerpo. Es una bendición que, como parejas, seamos usados por Dios como instrumentos para bendecir a otros matrimonios.
- Cuando Dios hace algo, lo hace perfecto. Dios nos unió con nuestro cónyuge con un propósito. ¿Cómo sabes si estás cumpliendo el propósito de Dios en tu matrimonio? Para vivir bajo ese propósito, necesitamos unir esfuerzos en el matrimonio, seguir soñando y planeando juntos, viendo los retos y llamados que Dios tiene para nosotros, sabiendo que Él inició algo en nuestras vidas, y lo terminará. Soñar juntos en el matrimonio intensifica la intimidad espiritual, creando un tipo de expectación que fortalece la unidad matrimonial.