Él tiene ochenta y tantos años e insiste en llevar de la mano a su esposa en cualquier lado que anden. Después de observarlos por un momento me atreví a preguntarle al esposo, ¿Porqué su mujer camina como distraída, cómo mirando a la nada? Él respondió con un toque de amor ¡porque tiene Alzheimer!
Entonces, le pregunté, ¿Se preocupará su mujer si usted la suelta, la deja o simplemente usted se cansa? Y respondió nuevamente con un toque de amor "Ella no se acuerda de nada, ya no sabe quién soy yo, desde hace un par de años que ya no me reconoce, ni a sus hijos y mucho menos a sus nietos, tiene muy poco minutos de lucidez".
Yo sorprendido, le dije: "¡qué bien!" Y aun así sigue de guía por el camino cada día a pesar de que ella no lo reconoce. El hombre sonrió, me miró a los ojos y me dijo algo que guardo por siempre en mi corazón: "Ella no sabe quién soy yo, pero yo si sé quién es ella".
El amor es algo único en cada pareja como lo es el propósito. Por muy común que parezca el tema, muchos de los divorcios que hay es por la falta del conocimiento del propósito de Dios para cada matrimonio. Cuando hablamos de propósito hablamos de algo único que Dios nos da, una tarea específica que da sentido a lo que hacemos, una asignación que solo usted la puede lograr.
Después de que Dios creó a Adán y lo colocó en el jardín del Edén, dijo: "Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él." (Génesis 2:18)
Justamente en este versículo encontramos cual es el primer propósito de Dios al crear el matrimonio, y el cual se resume en: "Compañerismo". Un concepto muy común y simple que lo olvidamos. El compañerismo es una relación especial donde predomina la armonía, se comparte tiempo juntos, se trabaja con alegría, en donde hay amor, apoyo mutuo, sinceridad, en donde hay apoyo mutuo, en donde se comparten las alegrías y tristezas, en fin es una relación que produce mejor de dos personas unidas en matrimonio.
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27)
En este versículo encontramos el segundo propósito de Dios para el matrimonio; la creación del hombre y mujer fue "unirlos" en matrimonio para reflejar su imagen en el planeta tierra y comenzar una relación basado en el compromiso mutuo. El compromiso dentro del matrimonios es el ancla que le dé estabilidad a la relación.
Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo. Génesis 1:28
Y en este versículo encontramos el tercer propósito: una camino que se une para dejar un "legado", una línea de descendientes cristianos, en este caso sus hijos, que llevaran un reflejo del carácter de Dios a la siguiente generación. Cuando llegamos al punto de tener un verdadero compromiso y entender el propósito de su matrimonios es el tiempo de dejar un legado en la tierra.
Hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo. Genesis 2:24
Es buen tiempo para construir matrimonios fuertes, proveedores, protectores, amorosos, consoladores y sanadores que en la situación que estén no pierdan ese reflejo y puedan llegar a los 100 años agarrados de la mano, pero para ello es necesario entender los propósitos de Dios para el matrimonio y es necesario tener siempre dos palabras en el cerrazón: complemento y exclusividad. Entre el esposo y la esposa debe haber complemento, no competencia. Si uno gana, ganan ambos; si uno pierde, perderán los dos. Y al hablar de exclusividad, nuestra pareja es única para todo, dentro del matrimonio no hay espacio para una persona más.
"Recuerde que un matrimonio diseñado por Dios se forma por hombre y mujer, unidos en amor, cuidándose cuanto puedan, anhelando estar cerca del uno del otro en todo tiempo, teniendo confianza, respeto pleno y con una comunicación completamente abierta para siempre estar fortalecidos en las buenas y malas"