top of page

Se trata de amor.


¿Cuándo fue la última vez que se recostó en el pecho de su pareja? ¿Cuándo fue la última vez que escuchó el palpitar de su corazón? ¿Recuerda esa sensación que tuvo cuando escuchó por primera vez su palpitar?


Quiero comenzar contándoles que después de algún tiempo, ayer me recosté en el pecho de mi esposo mientras el dormía y poco a poco todos los ruidos ajenos a su palpitar, pasaron desapercibidos hasta que escuché claro y fuerte su corazón. Como una adolescente recordé con emoción la primera vez que nos dimos un beso, que nos dijimos te amo y esa primera vez que me recosté en su pecho; me acorde de la promesa de amor que hicimos ante los ojos de Dios, y también recordé como por el afán del día a día, damos por sentado nuestro amor.


Como padres primerizos, la dinámica en nuestro matrimonio cambió; de pronto el tiempo que era mío, de él y el nuestro, pasó a ser de nuestra bebé. Los primeros meses fueron duros y un campo de batalla hasta que reconocimos que ahora que somos padres, nuestro matrimonio es más importante que nunca por el simple hecho que tenemos una pequeña que depende de nosotros por completo. Una hija a la que debemos amar, cuidar, educar y guiar, no solo en este mundo terrenal sino también en el reino de Cristo.


Estoy segura de que muchos matrimonios que hoy me leen, llevan más años juntos de lo que mi esposo y yo llevamos de conocernos. Otros están recién casados y algunos con planes de casarse. Independientemente cual sea la dinámica de cada uno, a todos les quiero contar un secreto que descubrí: “El amor NO es perfecto”. No es un cuento de hadas y nunca viene fácil, el amor es superar obstáculos, enfrentar retos, luchar para estar juntos, agarrarse uno del otro y no soltarse. El amor es algo que debemos cultivar todos los días, tanto en los pequeños detalles cómo en los grandes, en las fallas y en los triunfos, en los buenos momentos y sobre todo en los malos.


El amor es desinteresado y dadivoso, se preocupa por el bienestar de nuestra persona amada. El amor es trabajo, pero más que todo es reconocer a cada hora, minuto o segundo que valió la pena porque lo hicieron juntos. Se tiene que proteger y mantener para que sobreviva, porque un matrimonio puede y debe durar toda una vida. Así como leemos en 1 Corintios 13:13, Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. EL AMOR NUNCA DEJA DE SER.


¿Se acuerdan como anteriormente les dije que el amor no es perfecto? Pues es cierto, pero les tengo una buena noticia y es mi versículo favorito, el cual quiero compartir con ustedes y es 1 Juan 4:18-19, No hay por qué temer a quien tan perfectamente nos ama. Su perfecto amor elimina cualquier temor. Si alguien siente miedo es miedo al castigo lo que siente, y con ello demuestra que no está absolutamente convencido de su amor hacia nosotros. Como ven ustedes, si amamos a Dios es porque él nos amó primero. Existe únicamente un amor perfecto, y ese es el de Dios Padre hacia nosotros.


Ahora bien, quiero preguntarles ¿Cuándo fue la última vez que descansaron en la presencia de Dios? ¿Cuándo fue la última vez que escucharon en su corazón la voz de Él? ¿Recuerdan la sensación de agradecimiento a Dios por la maravillosa pareja que tienen a su lado? ¿Es Dios el centro de su matrimonio y hogar?


Romanos 5:8, Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. El amor de Dios es eterno, merecedor y misericordioso, pero casi siempre damos por sentado su amor hacia nosotros, que no cultivamos la relación con Él.


Irónicamente, tener a Dios como centro de todo es algo tan sencillo que se vuelve difícil. Sabemos que Él está ahí, sabemos que nos respalda, pero ¿Cuántas veces al día hablamos con Dios como matrimonio?


Algunos se estarán preguntando: ¿Cómo cultivamos nuestro amor con Él? Se trata de mejorar día con día, de trabajar en nuestro amor imperfecto para con Él. No porque alguien lo diga, no porque vamos a estar libres de pruebas, tampoco para presumir. Es porque amando a Dios por sobre todas las cosas, aprendemos a amar a nuestra pareja; escuchando el corazón de Dios, escuchamos las necesidades de nuestro cónyuge. Porque al tenerlo a Él como el centro de nuestras vidas y nuestros matrimonios, nuestro amor como pareja se vuelve invencible a cualquier tempestad que pueda venir.


Ahora quiero que imaginen un matrimonio apasionado buscando constantemente rebosar del amor del Padre, ¿Cuál sería el impacto que tendría en su hogar, en sus hijos, en sus amigos, en otros matrimonios, etc? Sin duda una cadena imparable. No prometo un matrimonio sin problemas, de hecho, no prometo que esto nos hará santos; pero lo que sí se con certeza está en 1 Pedro 4:8, Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados.


Al fin y al cabo, esto se trata de amor.

0 comentarios

Entradas relacionadas

Ver todo
bottom of page