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Sentencia Firme, una verdadera fidelidad.


Una sentencia firma es aquella conclusión de un proceso en los juzgados en el cual, ya se escuchó a ambas partes, ya se presentaron las pruebas y que todavía una vez emitida la sentencia se le dio el tiempo para que se interpusieran los recursos y buscar cambiar la decisión del juez, es, en conclusión: una sentencia irrevocable. Y si hablamos de resoluciones que afectan a las parejas, la más conocida es la sentencia de divorcio; es la forma humana de poner fin al vínculo matrimonial, es la culminación de lo que Dios unió, separado por el hombre.


Actualmente el Registro Nacional de las Personas (RNP) informó que la cantidad de matrimonios inscrito entre el dos mil veintiuno y dos mil veintidós (2021-2022) son de veintidós mil setecientos dieciséis (22,716) y que las inscripciones de divorcio eran de trece mil seiscientos dos (13,602), están pensando que el divorcio es una opción para arreglar su vida.


Todos tenemos o conocemos casos de padres, tíos, hermanos, hijos o amigos que han decidido dar por terminado su matrimonio y que producto de eso, dicen ser más felices, si indagamos un poco más en estadística podemos decir que la mayoría de estas decisiones se tomaron a causa de una mala comunicación en pareja, como segundo lugar se encuentra la infidelidad y como tercer punto a considerar, son los problemas económicos que presionan a las parejas al punto que afecta no sólo la relación personal sino a la familia en general cumpliendo uno de los dichos famosos como ser, “El amor se acaba, cuando las obligaciones inician”; sabemos que se podrían enunciar muchos temas más que permitirían considerar el divorcio como una salida, pero algo que destacamos y consideramos al desarrollar este tema no fue el hecho de los puntos anteriores, sino el incumplimiento a la promesa que se hizo el día cero, frente a su pareja, familia y amigos; aquella palabras que repetimos “Yo, te recibo a ti, como esposo (a) y me entrego a ti y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida hasta que la muerte nos separe.”


Permítame decir que Dios aborrece el divorcio en Malaquías 2:16. Dice: ""Porque Yo detesto el divorcio", dice el Señor, Dios de Israel, "y al que cubre de iniquidad su vestidura", dice el Señor de los ejércitos. Preste atención, pues a su espíritu y no seas desleal".; Dios no desea que los matrimonios se separen, Dios no desea que su matrimonio tenga dificultades que no puedan superar, el aborrece el divorcio por que al momento de separarse los matrimonios se separan de la finalidad que Jesús dejo para los matrimonios que se refleja desde el inicio de los tiempos y que lo encontramos en Genesis 2: 24 que manda: “Por lo tanto el hombre, dejará a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y se convertirán en una sola carne.”; ese es el mandamiento para nuestras vidas en el cual Dios buscó que fuéramos una sola carne, la exclusividad que cuando se rompe sólo puede traer problemas a la familia.


Al acto que da rompimiento de la exclusividad con nuestro cónyuge, se le llama adulterio y es definido como: “Relación sexual de una persona casada con otra persona que no es su cónyuge”; no sólo es el hecho de una relación sexual con otro, es el rompimiento del pacto con Dios, es una decisión autodestructiva que te llena de placer momentáneo, pero pagamos precios muy altos y este precio lo pagan muchas personas.


Se inicia un proceso con la idea o la corrupción del alma, pensando en la satisfacción propia, se continua con una ceguera espiritual en el que luego de consumar este adulterio se piensa que no hay consecuencia o que nunca se va a descubrir, se continua con la Fuga de la bendición para la familia y es cuando esos placeres ya son parte de los presupuestos no sólo en dinero sino en tiempo de la familia, teniendo que compartir la atención de la persona, llegando al punto que no importa el pecado, siempre hay consecuencias y sin Dios en medio todo este proceso concluye en simplemente perderlo todo y es ahí donde la persona busca saber en qué momento inicio todo o de qué forma pudo llegar a esa conclusión, sólo para saber que esto sucedió simplemente por la infidelidad.


Todos hemos escuchado hablar sobre infidelidad, ya sea en redes sociales, radio televisión e internet y cabe resaltar que este término va más allá de entablar relaciones afectivas o físicas con alguien que no es nuestro cónyuge y eso es lo que vamos a desarrollar en breve.


Antes es necesario hablar sobre la fidelidad: que se define como una virtud para dar cumplimiento a compromisos y promesas. Es la habilidad de mantener integro el compromiso que hemos adquirido. La fidelidad es una de las características de Dios y ya que el origen del matrimonio esta en EL, es evidente que todo lo que Él ha creado tenga sus características y el matrimonio no es la excepción. Esto lo podemos comprobar en 2 Timoteo 2:13 “Si somos infieles, Él permanece fiel, no se puede negar a sí mismo”. Además de esto, la fidelidad es un fruto del Espíritu Santo, esto lo encontramos en Gálatas 5:22 “En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.” Estando claros en que desde el inicio Dios instaura la fidelidad como parte fundamental del matrimonio pasamos a preguntarnos ¿Qué es la infidelidad? Es la decisión de incumplir con el compromiso de la fidelidad, por falta de firmeza. Proviene del latín in fidelitas que significa negación a la fidelidad, lejos de lo que pensamos, la infidelidad es atemporal, no conoce de estatus social, edad, condición económica ni estación del año, por lo tanto, puede presentarse en cualquier momento.


La infidelidad no es solo una acción aislada, es necesario saber que no surge de la noche a la mañana, no despertamos un día con el objetivo de ser infieles repentinamente, al contrario, esto nace en el corazón. “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.” (Mateo 15:19)


Luego de gestar la infidelidad en el corazón traspasa a los ojos, a través de ellos se comienza a a notar más allá de lo que en realidad debemos ver, fijarnos en personas o situaciones en donde no está involucrado nuestro cónyuge, en donde se reciclan pensamientos sobre otras personas y esto va creando y tejiendo ideas o ilusiones en torno a esa persona, por lo tanto, perdemos de vista nuestra relación matrimonial. Un ejemplo muy común es ese encuentro entre amigos (as) en cafés y entre platicas comenzar a buscar personas que nos parecen atractivas, llevando sa idea a rondar nuestro pensamiento y cuando menos lo imaginamos, inician las comparaciones “El/ella es más esbelto que mi esposo(a), se viste mejor, se ve más delgado(a)” etc. esto no es mal del último siglo pues si vamos a la biblia veremos que hubo más personas que experimentaron esta situación, tenemos el ejemplo del Rey David quien a través de una mirada inicio con una enorme falta que lo llevo a pecar” Una tarde, después del descanso de mediodía, David se levantó de la cama y subió a caminar por la azotea del palacio. Mientras miraba hacia la ciudad, vio a una mujer de belleza singular que estaba bañándose."​ (2 Samuel 11:2)”


Al traspasar esto a los pensamientos, todo en la persona cambia pues sus actitudes giran en torno a esas ideas de materializar los pensamientos que habitan en nuestra mente en relación a eso prohibido que muchas veces produce emociones que creemos que son beneficiosas pero que en su lugar solo acarrean conflictos, dudas y mentiras a nuestro matrimonio.


“Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo.” (2 Samuel 11:3)” Hasta este punto todos estos ejemplos son más que claros sobre infidelidad, pero si vamos más allá podemos observar que en nuestro diario vivir existen costumbres que son catalogadas como infidelidad por ejemplo en cuanto al manejo de las redes sociales:


  • App de citas.

  • Mantener en secreto la clave del teléfono.

  • Relación virtual con alguien de otro país y estar casado al mismo tiempo.

  • Conversaciones inadecuadas en donde se violenta ese vinculo de exclusividad matrimonial.

  • Desarrollar sentimientos por otra persona que no es el cónyuge.


Todo esto quizás hoy por hoy resulta algo normal, pero debemos tener claro que cada acción que violenta ese pacto inicial de entrega y exclusividad con la pareja se considera infidelidad. Este tipo de comportamientos va creando hábitos, tal como el alcoholismo y el tabaquismo que iniciaron con un gesto minúsculo hasta ser algo que afecta cada aspecto de la vida. En el ámbito espiritual:

  • Quien le es infiel a su cónyuge, le es infiel a Dios.

  • Alejamos a Dios de nosotros.

En el aspecto Familiar, colocar compromisos, personas, trabajo, etc. por encima de la familia. Genera menosprecio entre los cónyuges y se pierde ese vínculo y es ahí donde entra cualquier cosa en sustitución de una relación matrimonial, esto se conoce como usurpación, en donde cualquier persona, situación, habito ocupa el lugar del cónyuge. Y no solo se queda ahí, se crean costumbre o manera de comportamiento que los hijos alcanzan a percibir, las copian para luego repetirlas en un futuro y eso va generando un círculo vicioso, que va de generación en generación trayendo destrucción a las familias.


Sin importar todo lo anterior que haya sucedido déjenos decirle que la única manera de evitar la destrucción en el matrimonio es invitar a Dios a nuestras vidas sólo de esta forma, no importa en qué situación nos hayamos involucrados o que hayamos hecho a pesar de reconocer el error, hemos lastimado a nuestro cónyuge y con el apoyo de Dios en nuestros corazones podemos pasar del problema a la parte del perdón y por último al proceso de restauración que da como resultado como primer punto, la fidelidad a Dios, a su deseo que podamos vivir en plenitud y libre de toda carga, esto nos lleva a que estemos listos para escuchar y tardíos para enojarnos, lo que nos permite perdonarnos como cónyuges porque podemos lastimarnos incluso sin darnos cuenta, pero de esta forma cuando somos alineados en esos puntos no necesitamos esforzarnos ya que dos son mejor que uno, no hay que olvidar que somos una sola carne y el estar juntos en confabulación nos permite tener la paciencia para las dificultades, se nos vuelve una necesidad de ser siempre honestos y transparentes con nuestro cónyuge por que a final de esta unión estamos consiente que somos de nuestro cónyuge y ambos le pertenecemos a Dios.


Oramos porque este mensaje llegue a cada uno de ustedes, haciéndoles recordar que Dios ha sido quien dejo el matrimonio en esta tierra para que nosotros podamos vivir en plenitud, podamos sentir y desarrollar el amor de Jesús que viene de nuestros corazones, por lo que pedimos a Dios que encuentre el lugar en sus vidas, para que el pacto con el que nos comprometimos desde el día que estuvimos en el altar donde nos comprometimos, el día de hoy se vuelva a retomar y vuelva hacer la forma en como decidamos vivir de ahora en adelante.

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